Estoy viendo mi arbolito de melón, tiene tres hojitas nuevas, hermosas.
Lo dejé sobre el marco del ventanal de la pieza, en la esquinita, donde pega el sol durante toda la tarde y puedo verlo desde muchas perspectivas, lo veo y cada vez que lo veo sonrío. Lo mismo no creo que haga mucho más que sacar hojitas, porque por lo que leí, Mar del Plata no me va a conceder ni a mí ni al meloncito las temperaturas que quisieramos. Lo mismo hace brotar uno de los verdes más bonitos que ví.
Sonrisa incontenible. Estoy contenta porque con vos me es más fácil sonreír, además sonrío de solo pensar en tu sonrisa que es tan dulce y natural. Cuando hablás y sonreís y dejás escapar esa risa involuntaria, tan linda, tan propia tuya. Y odio sonar como una quinceañera tonta que dice cosas cursis todo el tiempo, pero en definitiva, es eso lo que soy y trato un poquito, pero no me sale disimular casi nada de lo que soy al lado tuyo. Soy yo. Me siento plenamente siendo yo. Y vos sos todo vos: me encanta.
Gracias por regalarme todos esos montoncitos de felicidad.
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